"No es posible gestionar lo que no se puede medir", decía William Hewlett. En este sentido, en los tiempos que nos ocupan, hay una necesidad aún mayor de conocer el alcance de los principales indicadores del negocio.
Para una correcta gestión es necesario tener la posibilidad de analizar rápidamente los puntos críticos, establecer tendencias, así como poder determinar relaciones causa-efecto ante el cambio en determinados parámetros externos o internos. Así, el establecimiento de los denominados sistemas de Business Intelligence (BI) y el uso del potencial actual de las herramientas TIC permiten un tratamiento cada vez más rápido, complejo e inmediato de los datos, de la información y, en definitiva, del conocimiento.
Los antiguos sistemas de información a la Dirección, que convertían datos operacionales en indicadores de gestión (la mayor parte de las veces de naturaleza económico-financiera), se han visto absorbidos y superados por un nuevo concepto del tratamiento de la información para la toma de decisiones: Business Intelligence.
