16.12.11

Planes globales de reducción de costes

(...) la implicación salarial de los trabajadores con los resultados en la empresa.

Y cuando me refiero a resultados, no solo hablo de beneficio hipotético que se pueda generar si no de mejorar y perfeccionar todas las áreas que no afectan directamente a un trabajador pero si forman implícitamente parte de su mejor o peor funcionamiento, bien mediante una actitud directa o una actitud indirecta.

Imaginemos un plan de reducción de costes en oficina por ejemplo en una empresa que tenga una carga global administrativa importante. Valga por ejemplo, una asesoría con 10 trabajadores. El grueso  de costes fijos en suministros es importante, tanto en teléfono, consumibles, energía, papel.

Imaginemos que se establece un plan de reducción de costes tal que los propios empleados sean conscientes de que un folio cuesta dinero, usar la luz eléctrica de manera racional, utilizar el teléfono de una manera moderada (doy por hecho que llamadas particulares son las mínimas) o no llevarse o perder los bolígrafos.

Si queremos que ese plan triunfe, basta con repercutir salarialmente a todos los trabajadores un porcentaje del ahorro generado y mantener ese plan todos los años. Si en el primer año se gastaban 10.000 euros en estas áreas y al segundo 6.000; los trabajadores recibirán 2.000 euros de bonues.

Pero al segundo año, imaginemos que sólo se consigue reducir hasta 5.000 euros con lo que el bonus pasa a 500 euros y a partir del tercer año, ya no se puede reducir más. Ese es el punto que ha alcanzado la eficiencia de costes y se ha generado el máximo ahorro, con lo cual, los trabajadores habrán cambiado sustancialmente sus hábitos de consumo de recursos, la empresa reduce costes de forma colaborativa y como contrapartida, se les puede consolidar incluso salarialmente una parte de ese ahorro incurrido a cambio de mantener una rigidez en el consumo.

Podemos pensar que esa labor es propia del gestor de empresa pero existen una serie de costes individuales pequeños cuyo control es mayor que el propio coste y sólo se pueden atajar con planes globales como el planteado. Una anécdota real para comprender este extremo que todos habremos podido ver en alguna ocasión.

(...)

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